miércoles, 6 de agosto de 2008

Rutinario

La conciencia embalsamada de alguien que dejó de creer en la vida alguna vez. Se mira en un espejo y descubre que sigue siendo el mismo adolescente que alguna vez fue, y adolece. Pero de ese lugar está separado por el único camino que no puede recorrer otra vez. La mayoría de las ideas han muerto, y lo que queda es esa especie de nostalgia que de vez en cuando titila en sus pupilas y lo rejuvenece. Ha perdido la infantil ingenuidad que le permitía crear. Ahora sólo pude repetir mecánicamente lo que se le propone cada día. Una máquina más, entre tantas otras que no pudieron escapar.
Se aparta del espejo y empieza a correr desenfrenadamente. A su paso, su cuerpo va recobrando la firmeza. Algunos gritos desesperados, algunas lágrimas.
El valor de la libertad. ¿Qué libertad?

lunes, 7 de abril de 2008

Y pasa un nenito, el tipo lo mira. El nenito lo mira. El tipo se mira en los ojos del nenito.
-Buenos días señor.
Un tipo ahí sentado tratando de decir algo. Y abre la boca, la deja abierta un segundo con esa tensión. Pero no encuentra cómo. La cierra.

martes, 26 de febrero de 2008

Permanecer inerte. Una facultad desmesuradamente real.
¿Quiénes construyeron este hondo espacio lúgubre?
Alguna vez hubo un sueño respaldando todo esto.
¿A dónde van los sueños en desuso?

sábado, 5 de enero de 2008

Pies descalzos

Protestar por la insuficiencia de recursos. De los recursos que nos dispone la sociedad para pensar como seres únicos, independientes, libres, pensantes... Caminar por la peatonal en forma de protesta, en forma de cacerolazo por el ataque de publicidad, "formas de pensamiento", que no dejan de vestirnos todos los días. Por el corralito que impusieron a nuestras mentes, imposibilitadas de extraer fondos de nuestras cuentas. Caminar desnudos de pies y de mente por ese lugar tan abiertamente cerrado: la peatonal Córdoba, justo cuando se cruza con la muchedumbre no-pensante. ¿Por qué 50 personas caminando descalzas podría ser una protesta, cuando los miles que caminan en iguales condiciones por nuestra misma ciudad, no causan conmoción alguna? ¿Por qué nuestros pies descalzos valen, cuando los de los niños en la villas no? ¿A dónde nos lleva protestar por una sociedad intelectualmente insuficiente, si ni siquiera alcanza para comer, para calzarnos?